martes, 3 de mayo de 2011

La idea fundacional


En agosto del ya muy lejano 1927, la «Revista Portuense» publicaba un número monográfico dedicado a conmemorar el centenario del nacimiento de un hombre excepcional: el doctor Federico Rubio y Galy. Han pasado muchos años; nos queda una placa -casi invisible- en la casa donde por primera vez vió la luz y una calle con su nombre. Pocas dudas tenemos de que esta figura señera de la ciencia médica ha sido, quizás, el personaje más relevante que ha dado El Puerto en su larga historia, ¿qué queda? ¿Quién conoce algo de su rica existencia? ¿Una calle? ¿Una placa? 

Borges dijo: «Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.» Creemos que los pueblos 'son' mientras tienen fuerte en la memoria a sus grandes hombres; olvidarlos es entrar en las tinieblas del no-ser, en la pérdida de la identidad, para convertirse así en espejos rotos y arrinconados. 

La Academia de Bellas Artes Santa Cecilia tiene una larga existencia, 111 años, pero siempre tendremos en nuestra memoria, que este existir nuestro, se debe a un impulso de esta eximia figura, de este irrepetible portuense que fue el Dr. Federico Rubio. 

 

(Reproducimos la carta que fue publicada en el número citado antes de la «Revista Portuense», en la que don Adolfo Barra, a la sazón presidente de la Academia, homenajeaba al Dr. Federico Rubio y hacía mención de la idea fundacional de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia.)

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